Buscar este blog

viernes, 9 de febrero de 2024

La vejez, un adjetivo que se transformó en insulto

 


Por: @CamiNogales 

El inevitable paso de los años se convirtió en motivo de insulto, injustificado, diría yo, dirigido a quienes ya pasamos el quinto piso o a los que están próximos a llegar. Pareciera que fuéramos pocos los seres humanos que envejecemos; mientras que, aquellos que insultan, se creen bendecidos con el elíxir de la eterna juventud. Está tan satanizado envejecer, que uno escucha a algunos centennials afirmar, categóricamente, que se van a suicidar antes de los 40 porque no piensan, bajo ninguna circunstancia, cumplir tantos años porque "qué pereza ser tan viejos".   

Una de las víctimas de esta fobia, entre las que me incluyo, ha sido Carolina Cruz. Ella subió una foto a sus redes sociales y, a cambio, recibió comentarios como “Cómo se le ven los años”, “¿Qué le pasó?”, “El tiempo haciendo su trabajo”, “Uy, Caro, la cara”. Esto, como si las usuarias, que manifestaron su opinión, estuvieran exentas del paso de los años, y estos cambios solo se evidenciaran en la presentadora. 

De forma paralela, al senador Humberto de la Calle, en una carta remitida por las disidencias de las Farc, lideradas por ‘Ivan Mordisco’, fue objeto de insultos, entre otras, por la misma razón: “Señor de la Calle, siga pasando de partido en partido llevando su vejez con la misma indignidad que ha llevado su lagarta vida…” Aunque el congresista quería hacer caso omiso de dicha misiva, respondió: “Lo único que me llama la atención es que él (Mordisco) habla de la vejez. Se ha vuelto una cultura atacar a las personas por su grado de vejez, como si eso pudiera detenerse. El que se va en contra los viejos se da con una piedra en sus propios dientes”.

La sabia respuesta de De la Calle me representó. Déjenme decirles que Iván Mordisco tiene 49 años, así que no es tan joven como quisiera. Este líder, de un grupo criminal, se siente con autoridad moral de insultar a los demás por el paso de los años. Ironías de la vida. 

Es que no sé en qué momento de la vida se volvió pecado envejecer. Recuerdo que, en épocas de mis abuelas, ellas llevaban la vejez con dignidad, como debe ser. No hacían nada para detener el paso del tiempo en su piel; solo acudían a la crema humectante en la cara, y tampoco recibían insultos del prójimo por viejas y arrugadas. 

Ahora el bótox y las arrugas, de forma paralela, son objeto de crítica, en la vida real y en las redes sociales. Los celulares de alta resolución no ayudan porque muestran las señales que el espejo a veces oculta. Por esta razón, las niñas, desde los 12 años, empiezan a prepararse para evitar los signos de vejez en su cara. Una pequeña tiktoker acude a cremas, aguas termales e hidratantes, entre otras, para cuidarse la piel de la inminente vejez, con 40 años de anticipación. Mujer o más bien, niña precavida. 

Como lo asuma cada persona es su problema, pero lamento informarles que no hay cirugía, ni tratamiento para el desgaste natural de los huesos, la columna y las articulaciones, que nos comprueban que, así digamos que nos sentimos de 15, esta afirmación es falsa porque el deterioro del cuerpo es natural e inevitable. Google tampoco miente y, finalmente, todos los seres humanos llegaremos a ese punto de quiebre, de sabiduría mental y desgaste físico, así que quien crea que me insulta diciéndome vieja, yo le respondo “sí, al igual que su madre”.