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martes, 24 de diciembre de 2019

"Entendí que la vida es dura": Tatiana Salamanca










Esta primera historia podría ser muy triste, pero el coraje y la disciplina de Tatiana Salamanca, hace que su vida sea digna de imitar y admirar. Aunque hace un año somos compañeras de trabajo, hasta ahora supe que, a pesar de quedar huérfana, criarse en un hogar, sin ningún tipo de posibilidades económicas, ella, con su tesón, superó lo que muchos creen insuperable, y hoy es una mujer hecha y derecha, llena de sueños para contribuir en una sociedad. Esto fue posible gracias a ella y a gente buena que se encontró en el camino que le demostró que los ángeles sí existen. Por eso, su mayor sueño es poder darles amor a niños que, como ella, a pesar de no tener familia, merecen tener las mismas oportunidades.


Tatiana tiene 25 años, estudió en el Instituto Distrital Kennedy, donde se destacó por sus buenas notas y, posteriormente, Comunicación Social y Periodismo en Uniminuto, donde fue becada.



¿Por qué quisiste estudiar periodismo?

Cuando yo estaba en el colegio, había una emisora y me di cuenta que me gustaba mucho la lectura, escribir, investigar, contar historias y construir país. Aunque mucha gente también tenía la visión de que el periodismo es la presentadora, la chica súper bonita, alta y tetona, se burlaban de mi porque yo no era el perfil para eso, pero miren.

¿Tú cuántos años tenías cuando tu mamá murió?
Yo tenía seis añitos, me acuerdo mucho de ella porque, aunque no tuvimos mucho contacto, los poquitos tiempos que pude pasar con ella, Navidad y cosas especiales, recuerdo estando con ella y mis dos hermanos.

¿Por qué no tenías contacto con tu mamá?
Mi mamá era muy joven, cero estudiada, sin oportunidades y muy vulnerable. Venía de una familia maltratadora, sin núcleo familiar conformado, eran siete hijos, dos mujeres y ella era la menor, entonces ella conoció a un tipo y prefirió irse con él porque en la casa aguantaba hambre y malos tratos. Ahí es donde nace mi hermano mayor. Al papá de ese muchacho lo matan y ella queda sola y conoce a mi papá y a raíz de esa relación inicia un problema de drogadicción ella se pierde. Cuando soy grande, me cuentan que ella trató muchas veces de buscar ayuda, pero nunca pudo salir de eso. Le pudo más.

¿A ti quién te dio la noticia de la muerte de tu mamá?
Cuando yo estaba en la Fundación, liderada por monjitas y sacerdotes, ellos me dijeron hoy en el cielo están haciendo una fiesta y yo pregunté por qué y me respondieron que mi mamá murió. Yo no entendía muy bien, recuerdo que fui al velorio, había familiares con los que nunca tuve contacto con ellos. Fue un proceso largo para poder estar tranquila y entender que por razones de la vida ella había fallecido.


¿Qué pasó con tu hermano?
Mi hermano menor también estuvo en el hogar, a mi hermano mayor mi mamá lo dejó en otra Fundación en donde estuvimos mucho tiempo separados y nos volvimos a ver cuando tenía como 15 años.


¿De tu papá tienes recuerdos?
Sí tengo varios recuerdos porque lo vi varias veces, pero no son recuerdos de amor, ni de gratitud porque nunca hubo un lazo, un cariño, un afecto, más allá de que fue mi papá y de lo que representa esta figura.

¿La Fundación te brindaba ayuda psicológica o lo superaste tú solita?

Había trabajadores sociales y psicólogos, pero el tema  nunca se trabajó de la manera en que se debió hacerlo. Muchos niños que llegaron a la Fundación en su mayoría no tenían padres y nunca se les explicó, ni se les ayudó a entender ni a superar lo que era no tener familia y entender que en épocas como Navidad no había ese contacto de familia. Por eso, muchos de mis compañeros son madres solteras, se mataron o son drogadictos.

¿A ti cómo se te manifestó?
Yo fui una de las primeras niñas que llegó a ese hogar, donde estuve hasta los 16 años. Casi a cuestas tuve que llevar el liderazgo de los niños que llegan allí y siempre me decían que yo tenía que ser el ejemplo y portarme bien porque los demás me estaban viendo. Entonces yo fui adquiriendo ese liderazgo y controlándome en mis acciones. Pero también fueron las personas que Dios puso en mi camino para guiarme porque siempre me decían tienes potencial, eres buena, siempre vas  a ser la mejor, tú vas a hacer una líder y eso va calando entre las personas.

¿Por qué te fuiste del hogar?
A los 16 años decidí salirme porque a mi hermano lo echaron por rebelde, grosero, le pegaba a las enfermeras y a los niños. Lo mandaron a un hogar en Villavicencio, me hacía mucha falta, yo no tenía familia, me preocupaba que me dieran en adopción porque yo sin mi hermano no me iba. Era la angustia de sentir yo estoy sola en el mundo, me pierdo y qué hago. A mi hermano lo devuelven a Bogotá por contactos, abren una nueva Fundación, mi madrina la funda y nos da la posibilidad de estar allí. Me dio mucho miedo porque en la Fundación tenía todo: la comida, el estudio, era la consentida, pero sentía que necesitaba vivir mi vida, equivocarme. Fue una decisión muy fuerte, fue un cambio tremendo pero fue muy positivo porque entendí que la vida es dura, que la gente es jodida, te va a rechazar, a discriminar, se va a burlar de ti, mientras que en la Fundación yo creía que el mundo era perfecto porque todo el mundo era perfecto.

¿Qué pasó después de tomar esa decisión?

Conocí las drogas, el alcohol, las fiestas y no supe manejarlo. Me volví alcohólica porque tuve muchos vacíos. Yo siempre fui muy juiciosa en el estudio y llegar a un colegio donde había mejores que yo me daba durísimo, enseñaban de otra manera y no podía entender y relacionarme con los maestros, me fue súper mal en el colegio, me sentía sola, sentía muchos vacíos y tomaba todos los días, probé mucha droga. Sin embargo, cuando me iba a graduar dije que no quería eso para mi vida, mi mamá también lo hizo y yo no quería quedarme ahí. Yo siempre he pensado que le debo mucho a la gente y me da mucho miedo defraudarlos, entonces de alguna manera llegaba a un límite y más allá de eso no me excedía porque pensaba en mi madrina en que no podía romperle el corazón pues ella me estaba ayudando.

¿Qué crees que pensaría tu mamá si te viera hoy como eres?

De hecho…no sé, todo lo que yo hago es en nombre de ella, siempre quiero agradarla y demostrarle que me dejó con las personas correctas, que soy una buena hija. Trato de ser una buena hermana, creo que estaría muy orgullosa porque jamás pensé que llegaría a la Universidad, ni que pudiera viajar a otro país, jamás pensé que personas me dijeran me siento orgullosa de ti, personas a las que les debo más que ellas a mi, es gratificante, pero es un peso muy fuerte. Es el miedo de defraudar a los demás, es el miedo de no alcanzarte la vida para agradecer lo bueno que han hecho por ti. Es complicado, lo he venido manejando pero sí hubo momentos en los que decía ya no más, pero pues hay que asumirlo porque son bendiciones que llegan. Mi mamá estaría muy impresionada de verme ahora.

Mirando en retrospectiva, ¿qué es lo que más te sorprende de lo que has hecho?
Tener esa madurez tan niña de sobrellevar las cosas, cargas, de guardar y controlar dolores y los sufrimientos que uno tiene. De ir liberando ese dolor, a través de la escritura, del baile y de contarle a la gente, de entender y ver lo positivo que he hecho con ello y no lo malo que ha pasado, que a pesar de eso ha sido una vida muy buena.

¿Qué nos dices a los que, a pesar de tenerlo todo, nos quejamos?
Uno nunca extraña algo que no tiene y la gente es como Tati, pobrecita tú, tú no tienes papás, por qué los voy a extrañar si yo nunca los tuve, yo nunca tuve una familia, yo no extraño eso, pero no significa que no lo hubiese querido. A las personas que tienen muchas comodidades y lo tienen todo, les digo disfrútenlo, aprécienlo, valórenlo porque muchas personas no tenemos esa posibilidad y duele, porque yo quiero ser una persona normal pero pues cada quien disfruta y valora lo que tiene, es como darse cuenta de que uno es humano y comete errores, pero a pesar de eso uno tiene que dar gracias, hay que ser muy agradecido.

¿Cómo te quieres proyectar profesionalmente?
Me gustaría poder seguir contando historias, ayudar a fundaciones, niños, contarles que, sobre todo a quienes puedan sentirse identificadas conmigo, tienen algún tipo de problemas que creen que no lo pueden solucionar porque no tienen familia o por otra razón, quiero trabajar con organizaciones que me permitan hacer estrategias de comunicación, de entretenimiento, de educación para poder enseñarles que ellos son valiosos. Quiero construir, enseñarles a los demás que, independientemente de las circunstancias de su vida, son valiosos. 

Quisiera tener una fundación, hacer lo que hicieron conmigo, me gustaría coger a muchos niños y decirles ustedes pueden, ustedes son buenos, que no tengan familia o tengan problemas de salud, no significa que sean unos niños apartados de la sociedad, sino que pueden convertir algo que sea una mierda y transformarlo en un potencia. Quiero hacer felices a los demás, para poder proyectar amor, ayudar a los demás. Me encanta eso porque a mi, a pesar de tener muchos vacíos, me hicieron muy feliz.