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lunes, 12 de febrero de 2018

Pasando el cuarto piso


Por: @CamiNogales


Cuando tenía 20 años, me hablaban de alguien mayor de 40 y para mi ese alguien pertenecía a la tercera edad. Es más, aunque lo veía muy lejano, me imaginaba que, al llegar allá, estaría ad portas del hogar geriátrico. 

Nada de esto resultó real. Estoy más allá del cuarto piso y me siento igual o mejor que cuando tenía 20, sin esos altibajos emocionales de mi adolescencia prolongada y con un cuerpo más sano, sin los excesos propios del alcohol, el cigarrillo y la comida. 

Ahora no me caben las tres hamburguesas que me comía después de una noche de farra, rechazo cualquier vestigio de cigarrillo y el cupo destinado para el alcohol lo sobrepasé a punta de aguardiente, whisky, guaro y todos sus derivados antes de tiempo. Desde entonces, tolero solo el agüita y la leche de almendras. Cuando quiero una sensación más fuerte, tomo tinto o Coca Cola Zero. De llegar, después de una noche de farra, a las 5:00 a.m. a la casa, pasé a despertarme a esa hora pero para hacer ejercicio y tengo claro que, si rumbeara como a mis 20, terminaría en la UCI. 

Recuerdo que, desde el lunes, pensaba qué ponerme el viernes, y ahora solo espero ese día para ponerme mi outfit favorito: la pijama. Me gusta meditar para estar tranquila, aunque antes también lo hacía, meditando cuál sería el trago que iba a tomar o el lugar al que iba a ir. Me preocupaba la soltería, pero la experiencia me hizo descubrir que la compañía no es sinónimo de tranquilidad y ese es  el objetivo que se debe alcanzar: acompañada o sola. 

Desde ahora no importa cómo amanezca, amanecer ya es ganancia y lo de más  es lo de menos. Gracias al ejercicio funcional soy mucho más fuerte que en ese entonces donde lo único que ejercitaba era el codo. 

Ya formo parte de las personas que escudriñan el extracto del fondo de pensiones contando semanas, días, meses y años. Por fin tengo mi agenda de citas copada: cardiólogo, neurólogo, ginecólogo…Hago lo que se me da la gana (nada) y ya entiendo por qué esta libertad e independencia solo se adquiere con los años y no a los 15 cuando la reclamaba desesperadamente. 

Sigo amando la música: de Abba, Menudo, Soda Stereo, The Cure, Depeche Mode, Sting, Pink pasé a J Balvin, Nicky Jam, Ozuna…Hoy odio la irresponsabilidad, la pereza, la indisciplina…asumo mi edad, leo los obituarios, agradezco que estoy viva, recuerdo todo (incluso lo que no quisiera) soy feliz de lo que soy y de lo que he y no he logrado. Además, tengo cuerda para seguir subiendo más pisos, no me tengo que pintar el pelo porque no me ha salido la primera cana, seguiré jugando con los filtros de snapchat, me resigné a mis arrugas y tengo pulmones suficientes para seguir soplando velitas por mucho tiempo.