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domingo, 22 de enero de 2017

Las cagadas en las redes





Una cosa son los errores involuntarios que se cometen en redes sociales como el político que, gracias a mi, escribió “el país de La Habana” en su cuenta en twitter y lo ‘trollearon’ varias semanas gracias a este ‘lapsus’ geográfico, mientras que otras son las afirmaciones desproporcionadas que han hecho personajes públicos, intencionalmente, de las cuales después se arrepienten.

Este post está inspirado en la cagada de la periodista Vanesa de la Torre durante la posesión de Donald Trump, al referirse a Melania, su esposa. El trino que, posteriormente, fue borrado por la periodista decía: “Llegar de puta a los Estados Unidos y terminar de primera dama”, pero ahí no terminó el tema, pues cuando Gabriel de las Casas citó este trino, ella afirmó que ese era “el verdadero sueño americano”. Al respecto, el periodista Gustavo Rugeles la criticó y ella respondió: “sí y? ¿es que ser puta tiene algo de malo? Yo no le veo nada de malo, es un hecho”. Aquí se cumple, al  pie de la letra, el dicho “entre más habla, más la caga”.

Sin embargo, después de varios insultos de los que fue objeto la periodista en redes, no tuvo alternativa diferente a disculparse por el “comentario desobligante y ligero sobre Melania Trump. No quise ser ofensiva con la condición femenina ni mucho menos, y esta experiencia me enseña a no disparar frases sin darle vuelta de reflexión…”

A raíz de este comentario, salió a relucir que De la Torre había sido “mesera, ilegal e indocumentada”, dato que poco o nada le aporta a nuestra cultura general, pero que, tras semejante afirmación tan irresponsable y desproporcionada, se vuelve relevante para atacar a una ciudadana que, en el momento en que dijo eso, lo hizo en su condición de periodista con el deber de informar y contextualizar la noticia de mayor relevancia internacional.

Intento pensar en qué estaba pensando esta señora para decir semejante barbaridad, pero mi cabeza, después de dos noches de insomnio, no logra procesarlo.

Esto solo es equiparable a lo que trinó la representante del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, sobre la muerte de Gabriel García Márquez. Ella no tuvo reparo en subir una foto del Nobel con Fidel Castro y afirmó: “Pronto estarán juntos en el infierno”.

La indignación de los twitteros hizo que esta señora, borrara el trino y se excusara diciendo: “Jamás cuestionaría la grandeza literaria de Gabo. Eso es indiscutible. Su afinidad con el castrismo sí. Y su indiferencia con Colombia”. La verdad, hubiera sido mejor el silencio, porque no contenta con la cagada, al igual que De la Torre, siguió en las mismas.

Peor aún fue el estudiante de Ibagué que se burló de la tragedia en la que murieron más de 30 niños quemados en un bus en Fundación (Magdalena) y usó el hashtag #MePrendoComoNiñoEnUnBus. Qué le pasó por la cabeza, tampoco lo logro comprender, fue tan desproporcionado ese comentario que no solo causó la indignación de los twitteros sino que, de inmediato, twitter le suspendió la cuenta.

Charlie Sheen, el actor de Two and a Half Men, tampoco se quedó atrás con su trino “Dear God, Trump next, please!” que traduce “Querido Dios, que Trump sea el siguiente”. Que estén o no estén de acuerdo con alguien es lo de menos, pero en serio que estos trinos sobrepasan los límites.

Ante semejantes sandeces que he leído en redes sociales, prefiero mi país de La Habana, a pesar de las lágrimas que me sacaron los trolles que no le hicieron tanto daño a este personaje, sino al ser humano que está detrás de la cuenta de twitter.

Me quedo toda la vida con Fanny Lu que confundió a John Lennon con Elton John:  “Faltaba el momento más emotivo con la aparición de Elton John y su canción Imagine. Siempre lo recordaremos” o con Alicia Machado que, al referirse al enfrentamiento entre las Coreas trinó: “Esta noche quiero pedirles que me acompañen en una oración por la paz, que estos ataques entre las Chinas no empeoren nuestra situación”. Prefiero estas cagadas que nos hacen reír por ser involuntarias y nos recuerdan que nuestra condición humana no nos hace infalibles, sino todo lo contrario.

Pero lo que es imperdonable es la ‘mala leche’ de comentarios que develan ignorancia y arrogancia de quienes se creería tienen un nivel intelectual alto y criterio suficiente como para no cometer semejantes cagadas.


domingo, 8 de enero de 2017

La ‘Moza’



Por: @CamiNogales


Cuando hablamos de ‘La Moza’ nos referimos a la amante de un hombre casado, pero si le ponemos masculino (mozo) termina siendo un camarero. Aclaro, antes de seguir escribiendo, que no soy feminista, pero lo que sí es cierto es que estoy indignada porque la definición es el fiel reflejo de la realidad que vivimos.

Mi indignación comenzó con el caso de infidelidad de Fredy Guarín con la modelo Sara Uribe. Hablé con un amigo que defendía a San Fredy argumentando que él estaba mal, semejante ‘mamacita’ se le metió por los ojos y el pobre no tuvo opción diferente que hacerle el favorcito. Otro, un poco más sensato, decía que la culpa era de los dos y ambos cometieron un error.

Al respecto yo opino lo siguiente, a pesar de no tener la más mínima idea de los pormenores de la relación, diferente a lo que ha salido en los medios de comunicación: si fuera verdadera la teoría de que el man se metió con Sara porque estaba confundido y ella, semejante ‘viejota’, se le metió hasta por los ojos, pues me parece muy débil y muy básico.

¿Ambos cometieron un error? Tampoco me parece, el error es de él porque ella estaba soltera y no le debe nada a nadie, el único comprometido era Guarín, entonces quién tiene la culpa. Si hay algo que tengo claro es que, desde pequeñas, cuando soñamos con el Príncipe Azul, ese príncipe no es casado.

No he escuchado a la primera mujer que su gran sueño sea salir con un hombre casado por tratarse de una relación llena de límites. Por solo poner un ejemplo, hay unos horarios establecidos para la relación y si a la mujer le ocurre alguna calamidad fuera de estas horas, pues de malas, que se la coma el tigre, porque no puede ni llamar a contarle.

Así como el trago es un embellecedor, el anillo de compromiso de un hombre es un ‘desembellecedor’. A estas alturas del partido lo primero que mira uno, antes de mirar la cara, es la mano y el anillo en el dedo anular hace que, de una, perdamos el encanto. Pero ellos la tienen tan clara y, una vez encuentran la víctima, empiezan a joder, siguen jodiendo, hasta que, después de tanta persistencia, la dejan bien jodida.

Por qué tienen que decir ahora que Sara Uribe es la culpable, quién dijo que después de que Guarín la conquistó, ella no se enamoró. Si uno escogiera de quién enamorarse la vida sería más fácil, pero la razón y el corazón nunca estarán de acuerdo. Dicen que una mujer como ella qué se iba a enamorar de ese man y, aunque es cierto, eso pasa, uno se enamora y ya.

Guarín, como siempre pasa en estos casos, volvió con su mujer, y quién quedó, no solo entusada, sino enredada en un escándalo por haberse metido en una relación de dos: obvio ella. Nadie mira la otra cara de la moneda y el sufrimiento que ha tenido que pasar por alguien que no la respetó ni a ella, ni su matrimonio.

Tal vez el mensaje de año nuevo de Sara resume esta pesadilla afirmando que permitió entrar a su vida a una persona “que me sacó sonrisas pero la verdad fueron más lágrimas. Este caballero me denigró como mujer y acabó con mi imagen dejándome por el suelo y en burla de un país, pero esta guerrera de la vida se paró, dio la cara, y pidió perdón a quien debía hacerlo y no precisamente a quienes ustedes creen”.


La respuesta de San Fredy, a quien le pondré una vela, fue una foto en Instagram con su esposa en la que escribe “es a la única a la cual le debo corresponder como hombre.. hay un pasado del que se aprendió un presente de reconstrucción y un futuro de felicidad y amor.. declaró en el nombre de Dios mis sentimientos.. te amo dama, amor de mi vida.. amor verdadero”. Así, como en todas estas historias, el desenlace es el mismo: el Santo quedó feliz y la ‘otra’, vuelta mierda.