Por: @CamiNogales
Una cosa son los errores
involuntarios que se cometen en redes sociales como el político que, gracias a
mi, escribió “el país de La Habana” en su cuenta en twitter y lo ‘trollearon’
varias semanas gracias a este ‘lapsus’ geográfico, mientras que otras son las
afirmaciones desproporcionadas que han hecho personajes públicos,
intencionalmente, de las cuales después se arrepienten.
Este post está inspirado en
la cagada de la periodista Vanesa de la Torre durante la posesión de Donald
Trump, al referirse a Melania, su esposa. El trino que, posteriormente, fue
borrado por la periodista decía: “Llegar de puta a los Estados Unidos y
terminar de primera dama”, pero ahí no terminó el tema, pues cuando Gabriel de
las Casas citó este trino, ella afirmó que ese era “el verdadero sueño
americano”. Al respecto, el periodista Gustavo Rugeles la criticó y ella
respondió: “sí y? ¿es que ser puta tiene algo de malo? Yo no le veo nada de
malo, es un hecho”. Aquí se cumple, al
pie de la letra, el dicho “entre más habla, más la caga”.
Sin embargo, después de
varios insultos de los que fue objeto la periodista en redes, no tuvo
alternativa diferente a disculparse por el “comentario desobligante y ligero
sobre Melania Trump. No quise ser ofensiva con la condición femenina ni mucho
menos, y esta experiencia me enseña a no disparar frases sin darle vuelta de
reflexión…”
A raíz de este comentario,
salió a relucir que De la Torre había sido “mesera, ilegal e indocumentada”,
dato que poco o nada le aporta a nuestra cultura general, pero que, tras
semejante afirmación tan irresponsable y desproporcionada, se vuelve relevante
para atacar a una ciudadana que, en el momento en que dijo eso, lo hizo en su
condición de periodista con el deber de informar y contextualizar la noticia de
mayor relevancia internacional.
Intento pensar en qué estaba
pensando esta señora para decir semejante barbaridad, pero mi cabeza, después
de dos noches de insomnio, no logra procesarlo.
Esto solo es equiparable a lo
que trinó la representante del Centro Democrático, María Fernanda Cabal, sobre
la muerte de Gabriel García Márquez. Ella no tuvo reparo en subir una foto del
Nobel con Fidel Castro y afirmó: “Pronto estarán juntos en el infierno”.
La indignación de los
twitteros hizo que esta señora, borrara el trino y se excusara diciendo: “Jamás
cuestionaría la grandeza literaria de Gabo. Eso es indiscutible. Su afinidad
con el castrismo sí. Y su indiferencia con Colombia”. La verdad, hubiera sido
mejor el silencio, porque no contenta con la cagada, al igual que De la Torre, siguió
en las mismas.
Peor aún fue el estudiante de
Ibagué que se burló de la tragedia en la que murieron más de 30 niños quemados
en un bus en Fundación (Magdalena) y usó el hashtag #MePrendoComoNiñoEnUnBus. Qué
le pasó por la cabeza, tampoco lo logro comprender, fue tan desproporcionado
ese comentario que no solo causó la indignación de los twitteros sino que, de
inmediato, twitter le suspendió la cuenta.
Charlie Sheen, el actor de
Two and a Half Men, tampoco se quedó atrás con su trino “Dear God, Trump next,
please!” que traduce “Querido Dios, que Trump sea el siguiente”. Que estén o no
estén de acuerdo con alguien es lo de menos, pero en serio que estos trinos
sobrepasan los límites.
Ante semejantes sandeces que
he leído en redes sociales, prefiero mi país de La Habana, a pesar de las
lágrimas que me sacaron los trolles que no le hicieron tanto daño a este
personaje, sino al ser humano que está detrás de la cuenta de twitter.
Me quedo toda la vida con
Fanny Lu que confundió a John Lennon con Elton John: “Faltaba el momento más emotivo con la
aparición de Elton John y su canción Imagine. Siempre lo recordaremos” o con
Alicia Machado que, al referirse al enfrentamiento entre las Coreas trinó: “Esta
noche quiero pedirles que me acompañen en una oración por la paz, que estos
ataques entre las Chinas no empeoren nuestra situación”. Prefiero estas cagadas
que nos hacen reír por ser involuntarias y nos recuerdan que nuestra condición
humana no nos hace infalibles, sino todo lo contrario.
Pero lo que es imperdonable
es la ‘mala leche’ de comentarios que develan ignorancia y arrogancia de
quienes se creería tienen un nivel intelectual alto y criterio suficiente como
para no cometer semejantes cagadas.