Por: @CamiNogales
Qué borrachera
“Del cielo cayó una teja mató una vieja; cayó un palito, mató un viejito; yo te bendigo trago bendito, suave licor, dulce tormento qué haces afuera, echa pa’dentro”. Aunque parezca difícil de recitar, tómese par traguitos y verá que, al tercero, ya lo dice sin ninguna ayuda.
Pero bueno, antes de tomárselos le sugiero leer este post que, tal vez, lo haga cambiar de opinión y salir a buscar un juguito de mora como el que se tomaba Betty la Fea o una bebida similar, sin ningún contenido alcohólico. Porque a mí no me vengan con cuentos de que “yo soy un borracho chévere, no soy mamón, soy divertido…” Falso de toda falsedad: borracho es borracho.
Aunque haya una canción que dice “Borracho no vale, no señor” pues espero que mi mamá haya pensado así la primera vez que me recogió en la casa de una amiga y me encontró sentada en el excusado, después de tomarme no sé cuántos aguardientes por primera vez en mi vida.
Apenas la vi, me paré, la abracé y por primera vez le dije, con el alma y lágrimas en los ojos, que la quería mucho. Ella, por su parte, parecía de piedra, no se inmutó y, por el contrario, me miraba con cara de pocos amigos. Yo sé, para ella no fue nada divertida esa muestra de afecto en ese estado, en el que tuvo que hacer algo que sólo hace una madre con un hijo en sus primeros años de vida: alzarme. Definitivamente, mamá sólo hay una.
Pero bueno, esta no es una oda maternal sino un memorial de agravios para aquellos que han consumido alcohol en exceso y han perdido temporalmente sus capacidades físicas y mentales por esa misma razón.
Levante la mano el primero que tenga un buen recuerdo de algún acto cometido bajo el efecto del licor…todo lo contrario ¿verdad? Pues un borracho no conquista, acosa; no molesta, jode; no habla, da lora; no es chistoso, sino ridículo…
A decir verdad, hay un borracho que me gusta y es el que tiene alma de traqueto. Sí, ese que, a pesar de no tener plata, la saca de donde sea para gastarle a todos sus compañeros de rumba. “Pidan lo que quieran”: y él no se imagina la magnitud de esta frase que le traerá dolores de cabeza al día siguiente no sólo del guayabo, sino del hambre que le dará después de gastarse la plata del mercado.
Aprovecho para darles un consejo a las mujeres. Si un hombre les declara amor infinito, eso significa que sólo les gusta un poquito. Es decir, como le enseñaron en el colegio, sustraiga solo la idea principal de la lora que le echaron porque, si se la toma al pie de la letra, lo espantará al día siguiente.
Entonces por favor al otro día absténgase de llamar a decir “hola, mi amor” como si fueran casi marido y mujer. Esperen a que él aparezca porque lo puede asustar como le pasó a un amigo que no sabe si se despertó con novia o no.
Lo cierto es que, ante la intensidad de las llamadas esa mujer, no contesta el teléfono y le da mayor guayabo moral, pues él no sabe el grado de compromiso adquirido la noche anterior. Tampoco decidan darle el sí a un hombre que se lo ha estado pidiendo todo el tiempo porque lo más seguro es que se quede dormido o que, simplemente, no funcione.
En general, las características de un borracho son similares: niegan que están borrachos; dicen que son capaces de hacer el cuatro y, al hacerlo, obviamente, tambalean; aseguran que sólo están un poco prendidos y son de ambiente siempre. En fin, justifican cada uno de sus actos como si fueran normales, pero lo que no saben es que los diferentes rasgos de su personalidad se acentúan bajo el efecto del licor.
Algunos desnudan su alma y su corazón ante el primero que se aparezca en su camino, le cuentan la historia de su vida y las desdichas de la misma. Pero bueno, es más sensato desnudar el alma a desnudar el cuerpo delante de todo el mundo, como le ocurría a una vieja que evitaba tomar porque, como cosa rara no daba lora, pero sí tenía alma de stripper y se quitaba la ropa.
Al hablar del ‘tropelero’ es imposible olvidar la fiesta de 15 años de mi hermanita que fue un éxito total porque terminó en pelea. Vale la pena recordar que fiesta sin tropel no era exitosa. Pero la causa de dicha pelea fue nada más y nada menos que, el ‘tropelero’, le dijo, para buscarle pelea, a uno de los asistentes, que tenía un peinado estúpido y hasta ahí llegó la dichosa fiesta porque con semejante insulto no era para menos.
Tampoco falta el irresistible que cree ser el centro de atención de todas las viejas, quienes, de acuerdo con su percepción, le están echando los perros. Por lo tanto, él les sonríe con una fina coquetería que los lleva a hacer el ridículo o ganarse un puño del novio de la susodicha.
Pasar una tusa con licor es lo peor para el que toma, su compañero y el causante de dicho mal. Pues el / la entusado (a) no para de llorar y hablar del mismo tema, su compañero no tiene alternativa diferente a seguir tomando para interesarse en el monólogo y el causante debe apagar el celular, al igual que sus amigos porque, de lo contrario, a partir de la 1:00 a.m. las llamadas se repetirán constantemente y, si contesta, sólo escuchará lamentos, gritos y lloros.
El alcohol además atenta contra el buen nombre de las personas y puede terminar con una carrera. Esto le ocurrió a un profesor en la universidad que, bajo el efecto de unos cuantos guaros, se rumbeó a la más fea del salón y, desde entonces, a pesar de su profesionalismo, perdió credibilidad en la clase donde los alumnos le cantaban la canción de Proyecto Uno: “yo no soy grillero”.
¿Se acuerdan de la letra? “Un poquito de cerveza, se parece a Gloria Estefan, un traguito de ron, she looks like Sharon Stone; un poquito de ginebra, se parece a Madonna, y un vinito tinto la Janet Jackson y yo. Cinco copas de champagne, como Bibi Gaitán, una botella de aguardiente...pues parece a Shakira”. Pero eso no sólo aplica para los hombres, sino también para las mujeres porque el embellecedor hace de las suyas sin distingo de raza, sexo y edad.
Además, atenta contra la vanidad femenina porque el maquillaje se corre, los ojos se desvían y, en algunos casos, se devuelven atenciones. Por eso hay que prestar atención a lo que se come en el día para evitar lo que le pasó a una compañera, que devolvió una papa enterita.
El espacio no me alcanzó para abordar todas las clases de borrachos, pero un amigo me ayudó con las principales. El desaparecido es el típico que se quedó dormido, por lo general, en el baño; el cariñoso que les declara el amor a todos sus 'mejores amigos'; el cantante que, a pesar de hacerlo desafinado, se sabe todas las canciones y las canta con el alma, y el payaso es el único que se divierte de sus presuntos chistes.
A quienes decidan no tomar, pero salir con borrachos les recomiendo llevar tapones de oídos y una sombrilla porque, en el parche, no falta el que habla a puro grito y escupe todo el tiempo. Y si decide hacerlo es mejor que se enlagune. Esas lagunas mentales del día siguiente no son tan malas como creen. Así como dicen “ojos que no ven, corazón que no siente” “borracho que se enlaguna, no se acuerda de nada y, por lo tanto, no siente”…en fin, esa es la idea. O para evitar cualquiera de estas situaciones tómese el jugo de mora en agua o en leche. Usted decide.