Por @CamiNogales
Hace más de dos años abrí mi cuenta en Twitter. Para quienes no lo saben esta es una red social en la que se puede escribir lo que quiera en 140 caracteres. Se pueden subir fotos, videos, links…en fin, es un espacio personal y cada cual hace con él lo que quiere.
Decidí abrirla porque escuché que esta red era exclusiva de las estrellas de Hollywood y pues yo iba en el mismo camino. Al principio no entendía la dinámica y empecé a seguir a Ashton Kutcher, Paris Hilton, Britney Spears, en fin…ya se imaginarán mi cultura cómo se empezó a ampliar.
Además confieso que mis primeros posts eran en inglés para que las estrellas entendieran, aunque no me siguieran, lo que yo quería decir. Me gustaba interactuar mucho con Paris, comentarle sus relojes de diamantes, sus viajes y su vida en general.
A Ashton sólo me gustaba verle el avatar. Aunque suena raro, para los malpensados, que no son usuarios de esta red, les aclaro que el avatar es la foto de perfil. No sé por qué motivo empecé a seguir a twitteros locales, lo que iba en contra de mi objetivo principal. Yo, sin embargo, seguía buscando estrellas como a Jennifer Aniston, Justin Timberlake, Pink, con el fin de poder interactuar con personajes similares a mí.
Como miembro de esta red social fui aceptando la realidad y es que nadie me estaba leyendo, ni respondían mis menciones. Igual no me importaba porque yo no sabía que se podían leer las menciones. Así que me dediqué a hacer monólogos en inglés, los cuales me permitieron practicar el idioma. Cuando fui ampliando mis followers y tenía más personas cercanas opté por ponerles cuidado, pero el idioma que ellos usaban era más difícil de entender del de las estrellas de Hollywood.
Hablaban de una cosa llamada Timeline, los viernes escribían #FF seguido de @, también se referían a trending topics y hashtags. Quedé perdida, parecía mandarín porque era una combinación de signos y letras que ya no era chistosa, sino que se asemejaba a un jeroglífico. Recuerdo que, después de entender lo que significaba #FF (Follow Friday) que no es más que una recomendación de twitteros para seguir, una persona recién llegada a Twitter preguntó si eso quería decir ‘fufurufa’.
A Ashton sólo me gustaba verle el avatar. Aunque suena raro, para los malpensados, que no son usuarios de esta red, les aclaro que el avatar es la foto de perfil. No sé por qué motivo empecé a seguir a twitteros locales, lo que iba en contra de mi objetivo principal. Yo, sin embargo, seguía buscando estrellas como a Jennifer Aniston, Justin Timberlake, Pink, con el fin de poder interactuar con personajes similares a mí.
Como miembro de esta red social fui aceptando la realidad y es que nadie me estaba leyendo, ni respondían mis menciones. Igual no me importaba porque yo no sabía que se podían leer las menciones. Así que me dediqué a hacer monólogos en inglés, los cuales me permitieron practicar el idioma. Cuando fui ampliando mis followers y tenía más personas cercanas opté por ponerles cuidado, pero el idioma que ellos usaban era más difícil de entender del de las estrellas de Hollywood.
Hablaban de una cosa llamada Timeline, los viernes escribían #FF seguido de @, también se referían a trending topics y hashtags. Quedé perdida, parecía mandarín porque era una combinación de signos y letras que ya no era chistosa, sino que se asemejaba a un jeroglífico. Recuerdo que, después de entender lo que significaba #FF (Follow Friday) que no es más que una recomendación de twitteros para seguir, una persona recién llegada a Twitter preguntó si eso quería decir ‘fufurufa’.
Con el tiempo seguí descifrando estos términos, pero lo que no entendía era cómo, después de desearle Feliz Año al cantante de uno de mis grupos favoritos, me había respondido. No entendía cómo adivinó que le escribí. Lo mejor de todo es que encontré el agradecimiento y el beso por equivocación revisando su Timeline, porque aún no sabía leer mis menciones.
Poco a poco me fui familiarizando con estrellas como Alejandro Sanz que, como buen español, no le bastan 140 caracteres para hablar y, casi siempre, debe acudir a Tweetlonger, aplicación que sirve para postear un mensaje que supere el límite de caracteres.
Andrés Calamaro se dedicó a filosofar, sino a pelear con los demás twitteros, hasta cerrar su cuenta. A un Alex Sintek que mostró sus atributos escondidos detrás de esa cara de nerd…y alguna que otra perla como la de una periodista colombiana que describía su suculento desayuno y, al mismo tiempo, se preguntaba qué estarían desayunando los damnificados del invierno.
Twitter tiene sus pro y sus contras. Lo peor que me pudo pasar fue como jefe de prensa de un político a quien le actualizaba Twitter. Por cuenta de una decisión impopular del personaje fui amenazada con un Unfollow Friday. La ola se fue creciendo entre los más populares. Esta campaña me quitó el sueño, pero mi jefe no entendía la angustia y, simplemente, me decía “no les pare bolas”. Finalmente no supe lo que pasó ese viernes que no aparecí ni por las curvas. Preferí acudir al silencio de los trinos para evitar el bochorno de dejar a mi jefe con pocos seguidores.
En la actualidad, mi jefe no tiene cuenta enTwitter, así que un viernes, a eso de las 5:00 p.m., escribí que me quería ir ya. Más tiempo tardé en escribirlo que él en recibir un mensaje en el chat de BB. Después de leerlo, me preguntó si estaba aburrida en la oficina y la razón de dicho aburrimiento, pues alguno de mis amables seguidores me hizo el favor de contarle a mi querido jefecito.
En Twitter es fácil ganarse amigos, enemigos, seguidores, exseguidores, admiradores, detractores, tragas twitteras, en fin...pa' todos hay. Uno se puede culturizar, embrutecer, o no hacer nada. Igual hay que ser responsable con lo que se escribe porque lo escrito, escrito está y escrito queda, es decir, sus tweets quedarán para la posteridad. Ustedes deciden si "twittear o no twittear"...
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