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jueves, 9 de abril de 2020

Cumplir años en tiempos de coronavirus



Por: @CamiNogales



Nunca se me pasó por la mente que mi cumpleaños lo pasaría sola en medio de una cuarentena. De hecho, aunque a veces mi imaginación vuela y me armo unos videos muy locos en la cabeza, mi demencia no alcanzó a prever una pandemia y mucho menos que, como consecuencia de la misma, estaríamos en un aislamiento preventivo obligatorio. Pero así fue y el coronavirus logró lo que mi mamá no pudo en mi adolescencia: encerrarme en la casa. 

Tenía planeado cortarme el pelo unos días antes, comprar ropa, comenzar un nuevo trabajo, recibir regalos y celebrar con mis pequeñas primitas jugando escondidas y grabando videos de Tik Tok porque ese día se convirtió en una disculpa para llenar mi vida de buena energía con esas peques. 

Pero el coronavirus, que yo pensaba que era un problema de otros, terminó siendo una amenaza para toda la humanidad y nosotros no seríamos la excepción. Desde que se conoció el primer caso, empecé a recibir memes de Liza Simpson con una torta, una vela, tapabocas y antibacterial cantándose sola el cumpleaños, me reía porque no pensé que se trataba de una premonición y un fiel retrato de lo que pasaría este 30 de marzo de 2020. 

Inició la cuarentena y con ella todos mis planes se fueron pa’l carajo. Perdí la noción del tiempo, pero tenía claro que, a pesar de los vaivenes emocionales que traía consigo este encierro, me prometí hacer de ese día algo especial y así fue. Desde que abrí los ojos, a las 6:00 a.m., tenía mensajes de Whatsapp, recibí llamadas, videollamadas, hice ejercicio, me puse un vestido, me maquillé y pedí domicilio de almuerzo. 

Leí uno a uno todos los mensajes que me enviaron por todos los medios y me hicieron muy feliz porque recordé a cada una de las personas que se tomaron el tiempo para hacerlo, los momentos felices que tuve con cada una de ellas a lo largo de la vida, los no tan felices, pero en los que, cada una de las personas, estuvo presente y aportó su granito de arena a mi crecimiento personal. Me di cuenta de que, una vez conozco a alguien, a pesar de la distancia y del tiempo, esa persona, aunque no está físicamente en mi vida, ocupa un lugar en mi corazón. 

Mi mamá y mi hermana me cantaron el Happy Birthday virtualmente y tipo 9:00 p.m. me sentía cansada porque no paré de hablar y celebrar. No hubo espacio para la depresión, sino para agradecer la vida mía y de todas las personas que quiero. Para burlarnos del destino que nos tocó, que superó, radicalmente, a la ficción. 

Reconozco que estoy muy cursi, lo que puede ser un efecto inmediato de la cuarentena. Nos tocó una coyuntura compleja que nos obliga a valorar más lo que tenemos, que nos cambió de orden las prioridades y nos genera altibajos emocionales, pero en los que toca pensar solo en el aquí y en el ahora, y valorar la salud porque lo demás llega por añadidura. 

No quiero ser más trascendental porque un post que era feliz puede terminar siendo todo lo contrario, como ocurre en estos días locos que nos deparó esta vida.  Por eso, después de pasar días negando la situación como en un duelo en el que después se reconoce pero con rabia, hasta pasar a una aceptación, lo mejor que me pudo pasar fue cumplir años en cuarentena porque fue un día que rompió la monotonía. En el que ir del cuarto a la sala y de la cocina al baño eran momentos mágicos en los que realmente nos damos cuenta que cumplir años es un privilegio, que estamos vivos y hay que celebrar hoy, con el pelo sin cortar y ropa sin estrenar, porque…yo no sé mañana.  



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